Ducharse con agua clorada

Ducharse con agua clorada puede tener efectos negativos en nuestra piel, cabello y salud en general debido a la presencia de cloro, que se agrega comúnmente a los suministros de agua municipales para desinfectar el agua. El cloro puede evaporarse durante la ducha y convertirse en un gas que inhalamos, además de ser absorbido por la piel, lo que puede provocar irritación, sequedad y empeoramiento de condiciones como el eccema, especialmente en personas con piel sensible o alergias.

Además, los productos químicos utilizados para desinfectar el agua pueden reaccionar con la materia orgánica y formar subproductos de la desinfección (DBP), como los trihalometanos (THM), que se han asociado con problemas de salud como cáncer, defectos de nacimiento y otros problemas reproductivos. La exposición a estos químicos puede ocurrir durante la ducha a través de la inhalación y el contacto con la piel, lo que resalta la importancia de reducir nuestra exposición a ellos.

La exposición al cloro y a los DBP en el agua de la ducha también se ha relacionado con otros problemas de salud, como irritación, sequedad y enrojecimiento de los ojos, así como un mayor riesgo de cáncer de vejiga, asma, alergias y problemas de tiroides.

Filtrar el agua de la ducha en áreas donde se añade cloro puede ayudar a eliminar estos químicos dañinos y reducir nuestra exposición a ellos. Al eliminar el cloro y los DBP del agua de la ducha, podemos reducir la irritación y sequedad de la piel, mejorar nuestra salud respiratoria y potencialmente disminuir el riesgo de otros problemas de salud.

Existen diferentes tipos de filtros de ducha en el mercado, cada uno con características y beneficios específicos. Algunos utilizan carbón activado para eliminar el cloro y otros químicos, mientras que otros emplean múltiples métodos de filtración para lograr una eliminación completa de impurezas en el agua.

En resumen, filtrar el agua de la ducha en áreas donde se agrega cloro es un paso importante para mejorar nuestra salud y bienestar. Al reducir la exposición al cloro y otros productos químicos perjudiciales presentes en el agua de la ducha, podemos cuidar nuestra salud respiratoria y de la piel, y potencialmente disminuir el riesgo de otros problemas de salud asociados con su exposición.