Las sustancias de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS) son un grupo de productos químicos sintéticos ampliamente utilizados en diferentes industrias y productos de consumo. Estos incluyen utensilios de cocina antiadherentes, recubrimientos resistentes a las manchas y espumas contra incendios. Los PFAS son conocidos por su capacidad para resistir el calor, el agua y el aceite, lo que los hace muy útiles en diversas aplicaciones. Sin embargo, también son altamente persistentes y pueden acumularse en el medio ambiente y en el cuerpo humano con el tiempo, lo que ha generado preocupaciones sobre sus posibles efectos en la salud, como el cáncer y otros problemas de salud.
Los PFAS se desarrollaron por primera vez en las décadas de 1940 y 1950, y desde entonces se han utilizado ampliamente en numerosos productos. El ácido perfluorooctanoico (PFOA) fue el primer PFAS producido comercialmente y se utilizó en los recubrimientos antiadherentes de la marca Teflon de DuPont. Con el tiempo, se han desarrollado y utilizado muchos otros tipos de PFAS en una amplia gama de aplicaciones. En los últimos años, las preocupaciones sobre los posibles efectos para la salud de las PFAS han llevado a un mayor escrutinio regulatorio y a esfuerzos para eliminar gradualmente su uso en ciertos productos.
Las últimas noticias provenientes de Europa sobre los peligros de las PFAS en el agua potable son alarmantes. Un informe reciente de la Agencia Ambiental Europea (EEA) reveló que la contaminación por PFAS está muy extendida en toda Europa, y se han detectado altos niveles de estas sustancias químicas en muchas fuentes de agua. El informe también resaltó que las medidas regulatorias actuales resultan insuficientes para proteger la salud pública de los peligros de las PFAS.
El informe de la AEMA revela que las PFAS están presentes en las fuentes de agua potable de muchos países europeos, como Bélgica, Dinamarca, Alemania, Italia, Holanda, Noruega y España. Algunos de estos países han informado niveles de PFAS que superan el umbral de seguridad recomendado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). La EFSA establece un nivel seguro de 0,1 microgramos por litro para la suma de seis compuestos de PFAS.
Dinamarca se encuentra a la vanguardia en cuanto al estudio de las PFAS y actualmente está llevando a cabo una extensa cantidad de pruebas en todo el país para determinar su grado de presencia. Hasta ahora, los resultados del estudio realizado por el Ministerio danés de Medio Ambiente y Alimentación indican que las PFAS están ampliamente distribuidas e incluso han contaminado las aguas subterráneas utilizadas para obtener agua potable en Dinamarca. El estudio analizó la calidad del agua de 260 fuentes de agua potable en Dinamarca y descubrió que las PFAS estaban presentes en el 99 % de las muestras tomadas. En algunas muestras de todo el país, los niveles de PFAS fueron hasta 1900 veces superiores al nivel seguro. Además, se encontraron PFAS en el agua de lluvia, áreas de pasto para ganado, arroyos, entre otros lugares.
Existen riesgos para la salud asociados con las PFAS presentes en el agua potable, que incluyen:
Cáncer: algunos estudios han demostrado que la exposición a ciertos tipos de PFAS puede aumentar el riesgo de cáncer de riñón y testicular, así como otros tipos de cáncer.
Daño al sistema inmunológico: la exposición a PFAS puede debilitar el sistema inmunológico, dificultando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
Problemas reproductivos y de desarrollo: la exposición a PFAS se ha relacionado con diversos problemas reproductivos y de desarrollo, como la reducción de la fertilidad, el bajo peso al nacer y los retrasos en el desarrollo.
Problemas de tiroides: la exposición a ciertos tipos de PFAS puede interferir con la función de la tiroides, lo que puede provocar enfermedades tiroideas y otros problemas de salud.
Daño hepático: la exposición a altos niveles de PFAS puede dañar el hígado, lo que puede conducir a enfermedades hepáticas y otros problemas de salud.
Problemas neurológicos: algunos estudios han sugerido que la exposición a PFAS puede estar relacionada con problemas neurológicos, como retrasos en el desarrollo y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Estudios recientes en Estados Unidos y Dinamarca también han demostrado que las PFAS pueden afectar la capacidad para perder peso.
Entonces, ¿qué puedes hacer al respecto? Aunque es difícil evitar por completo las PFAS, ya que están presentes en casi todas las personas del planeta, hay medidas que puedes tomar para reducir tu exposición a estas sustancias:
Opta por utensilios de cocina libres de PFAS, como sartenes sin recubrimiento antiadherente que contengan estas sustancias químicas.
Evita productos que contengan PFAS, como ciertos tipos de utensilios de cocina, productos de cuidado personal y productos resistentes al agua.
Filtra el agua potable y de la ducha utilizando un sistema de ósmosis inversa o un sistema de filtro de carbón activado, ya que ambos pueden eliminar las PFAS. Asegúrate de elegir los cartuchos adecuados que ofrezcan el nivel de protección necesario, ya que no todos los cartuchos son iguales.
Considera filtrar también el agua utilizada para regar tus verduras, ya que las PFAS pueden afectar no solo el agua potable, sino también otros usos del agua.
Si bien no se puede eliminar completamente la exposición a las PFAS, tomar estas medidas puede ayudar a reducir tu exposición y minimizar los riesgos potenciales para la salud.
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